domingo, 23 de abril de 2017

CONTINUACIÓN

Carlos John, el bibliotecario, dispuso las pulseras como obsequios de las biblias en la parte baja del mostrador. Había diseñado una publicidad en su página web mislibrossecretos.com para atraer chicos jóvenes. Su próxima víctima era varón y con juventud. El eslogan publicitario era muy difícil y le dejó el encargo a su ayudante Tomás Jiménez.

-  Recuerda Tómas  -  dijo el bibliotecario  -  es para una persona joven y varón.

-  No es tan fácil, señor Pérez  -  se quejó el ayudante  -  hoy en día no hay creyentes ni menos jóvenes.

Tomás Jiménez se puso a trabajar en un cuaderno las ideas creativas. Dibujó varios bocetos.

De repente se trasformó en Dios adverso y tuvo una idea...

-  Sí quieres paz y alegría para un ser querido, regálales una biblia... y una pulserita de la buena suerte y la sanación.

El demonio plantó en el cerebro de Tomás, el ayudante, una solución. La pulsera sanaría de forma médica algún mal de cada víctima.

-  Yo te poseeré cada pulsera para que cure  -  dijo Dios adverso en voz alta desde el ayudante.

De improviso, se fue de nuevo la luz en la biblioteca y llamaron al timbre varias veces.

El ayudante abrió la puerta alumbrándose con la linterna. Era la anciana Martha Maxtin. Ramatán II y Muerte iban detrás suyo.

-  Pero... señora Maxtin, ¿qué hace usted aquí?

Otra tormenta cayó mientras Muerte silbaba su peculiar canción.

(Continuará...)


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