viernes, 17 de febrero de 2017

CONTINUACIÓN

-  Cierra la celda, Ramatán III  -  ordenó Dios adverso al carcelero  -  todos los humanos de aquí me serán útiles para mis asuntos.

-  No quedará así mal demonio  -  exclamó Dios Ratt tras conseguir callar a Muerte  -  la vida de la anciana a cambio de la vida de tu demonio, Antonia de humana.

-  ¿Cómo osas chantajearme dios de los muertos inocentes?  -  preguntó Dios adverso

De improviso, se metió en el cuerpo del ayudante de la biblioteca Tomás. Cogió una biblia y leyó en voz alta el conjuro de la dedicatoria:

"Nuevo lector de mis divinas palabras, seré el dios y adverso...
de todos tus males serás libre, y mis poderes te poseerán,
de libre alma estarán mis ángeles y adversos,
mas entenderás mi don de mí en ti, nuevamente tus ojos leerán".

Su poder incrementó tres veces más y consiguió derribar a Dios Ratt. Diosa Senatta lo elevó con su mente y se fueron los dos a sus siete cielos para llegar a uno de los limbos.

-  Recuerda Carlos John Pérez deberás de acudir todas las tardes a las 21:30 h al sitio marcado  -  le indicó Muerte completamente recuperada -  deberás de acudir al lugar que te indique. Será siempre a las afueras, dentro del bosque. Éste es un GRPS. Sólo sigue sus instrucciones.

Muerte le volvió a mostrar el dispositivo GRPS que habían dejado hacía algunos días.

-  También deberás vender las biblias con los conjuros. Te repondremos cada quince días  -  continuó Muerte  -  en ese periodo de tiempo todas las biblias tienen que estar vendidas. 

-  Es muy poco tiempo  -  recriminó el bibliotecario.

-  Cállate humano  -  le gritó Ratamán II  -  si no están vendidas morirás tú y tu ayudante.

-  Recuerda que debes de hacer un total de 666 clientes  -  continuó Muerte  -   ni uno más ni uno menos y que les tienes que leer el conjuro de cada biblia. La vieja fue el cliente número uno. 

De repente otro gran estruendo se oyó, eran centellas y relámpagos. La cara de Carlos John quedó complementarte pálida. Una gran tormenta cayó y empezó a llover con gran fuerza. Se volvió a ir la luz en toda la comarca. Mientras, Muerte silbaba su peculiar y tétrica canción.

(Continuará...)


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