sábado, 28 de mayo de 2016

CONTINUACIÓN

En la biblioteca permanecía el comercial Alfonso, se había transformado en Ramatán II. Muerte ya no estaba en el ambiente y de improviso, Tomás el ayudante volvió a estar poseído del demonio. Agarró violentamente a su jefe, Carlos John y le tiró contra el suelo. El bibliotecario quedó pálido completamente.

-  Dígame Dios adverso  -  le dijo Ramatán II.  -  ¿Qué desea?

-  Dile Ramatán II al bibliotecario que tire las biblias  -  lo ordenó el demonio.

-  Había pensado en otra cosa  -  lo recriminó el comercial maligno.

-  ¿Cómo osas a rectificarme, ex-carcelero ahora soldado porque yo quise?  -  preguntó Dios adverso.

-  Te pido perdón mi amo-  lo rogó Ramatán II  -  sólo había pensado en maldecir con mis conjuros las biblias.

-  Bueno vale, soldadillo  -  se arrepintió su amo  -  es una buena idea. Empieza a maldecirlas. Quiero oír el conjuro que has elegido para mí.

Ramatán II cogió la primera biblia y abrió la primera página. De repente, se paró mientras movía la cabeza hacía la puerta de entrada.

-  Se aproxima un humano, señor  -  dijo éste en voz baja.

Todos volvieron a su aspecto corporal normal. Tomás Jiménez puso su voz de siempre y dejó de hablar con tono ronco y profundo de ultratumba.

-  Abre la puerta y preséntate Ramatán II como otro cliente más  -  lo ordenó el demonio.

Entró la Sra. Maxtin, una anciana muy rica de la comarca que andaba siempre con bastón. Llevaba un paraguas y un bolso de mano negro.

De improviso, se fue la luz en toda la ciudad y sonó el teléfono de la biblioteca seis veces.

(Continuará...)