Tomás, el ayudante, había puesto una gran linterna en la mesa donde estaban el bibliotecario y los dos comerciales. Antonia, la comercial, empezó a bailar y mientras cantaba se pintaba otra vez la calavera en su rostro. El pánico se postró en la cara de Carlos John.
- Soy Muerte, soy Muerte - cantaba con voz muy tenebrosa y grave - Soy Muerteeeeee y mi Dios adversooo... tiene poseídooo a tu ayudante Tomás.
De improviso, el ayudante dio un gran portazo y entró con la cara con muy mal rictus y empezó a gritar muy poseso de algún mal.
- Soy el demonio, Dios adverso para mis súbitos - exclamó con la cara blanca - Muerte dime que debo de hacer a este bibliotecario.
- Nada de momento, Dios adverso - contestó la comercial - es sólo para que vaya con cuidado.
- Ramatán II - continuó el ayudante poseído - estaré en tu cuerpo también y hablaré desde ti. Al mínimo intento de escapar, Muerte vendrá desde el cuerpo de Tomás Jiménez, tu ayudante y te matará.
Empezó a sonar una tétrica música en todos los móviles presentes. En cada uno empezó un reloj a sincronizar una hora. Las nueve y media de la tarde...
- Casi entrada la oscuridad - continúo el demonio desde Tomás - deberás acudir al punto marcado en tu ruta, la de la caza de espíritus humanos. En tu dispositivo, a esa hora, te marcará el signo 21:30 seis veces y te dirá Muerte el lugar de la cita.
Una gran tormenta de truenos y centellas rompió en la pequeña ciudad. Las gotas se oían rebotar en todo el edificio y en los cristales. La linterna seguía funcionando y Tomás se desmayó mientras Muerte silbaba un extraño silbido.
(Continuará...)