Van pasando los días muy despacio... yo, por suerte, no me entero absolutamente de nada. Vivo en mi continuo séptimo sueño. Ahora mismo, estoy merendando con mi hermana Marie y nuestra niñera Linda. Los pasajes van pasando por mi tercer ojo a tiempo real.
Estamos tomando un rico té verde, lo han elaborado en los campos del Sur con unas ricas hierbas aromáticas y excitantes. Te hacen evadirte, por unos instantes, de todos tus tormentos y problemas. El viento mece lentamente las ramas de los árboles y la música de las praderas envuelven este mágico momento. Dios detiene el vídeo para hacerme unas preguntas de nivel de felicidad. Muy bondadoso, empieza hablarme con su mirada llena de cariño y amor:
- Alicia, hija, no te preocupes. ¿Cómo te encuentras?
- Bien, pero un poco asustada de pasar al otro lado de la vida - contesté yo con la voz entrecortada por los nervios.
- No te preocupes, mujer - contestó Dios - si no vas a tener problemas de venir a mi vera. Has sido para todos como un ángel protector.
- Buenooo - me animé un poco - he tenido mis prontos también.
- Eso todos, hasta mi hijo Jesús perdió un día los estribos - apuntilló muy cariñosamente Dios - la primera pregunta que te hago es si has sido feliz y qué reprochas al Libro de la vida.
- He sido muy feliz, pero no me gustó la muerte de mi primer novio Daniel Simith - contesté yo.
- Bien, querida Alicia - apuntó el Señor - ¿te hemos compensado bien esa perdida y con qué?
- Sí Dios, muy bien compensada - dije yo - con mi marido Alfred, con mis tres hijos maravillosos y con mis pequeños nietos.
- Una frase que recuerdes que haya separado tus dos mundos, el de la juventud y el de la madurez - me pidió nuestro Dios.
- La que me susurró Daniel antes de fallecer. Cita así: "serás feliz, no te preocupes, mi vida. Cuidaré de ti desde el cielo y me ocuparé de que no te falte nunca el cariño y el amor que te mereces, cual bella persona eres, el corazón más hermoso que jamás he conocido" - anoté yo mientras él me observaba con sus retinas cristalinas y húmedas llenas de bondad.
- Todavía no te has muerto, cielo - se apresuró a comentar el Señor - vas a bajar a la planta de la U.V.I. con el Santo de los difuntos. Observarás a tus seres queridos por unos minutos.
(Continuará...)
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