martes, 17 de marzo de 2015

CONTINUACIÓN

Mañana será otro día. Hoy estoy un poco fatigada. Me han realizado dos pruebas más, parece ser que voy un poco mejor que hace unas semanas. La verdad es que ya veo bastante bien aunque todavía no me dejan leer. Ni tan siquiera puedo ojear una revista con fotografías.

Mi hija Marisa y su esposo André se han ido con Andreita a jugar al parque. Después se irán a comer unas hamburguesas al Big Burger que hay en la plaza mayor, justo el que está al lado de la iglesia donde mi amado esposo ha ido a rezar. Es la parroquia pequeña que lleva nuestro mejor amigo, el cura Jimeno Antons.

Al anochecer, ha entrado mi gran amor Alfred por la puerta. Es el mejor hombre que me he podido encontrar en esta vida. El suplente y el sustituto ideal para mi primer amor Daniel Simith, al que he añorado durante muchas décadas.

Mi marido ha subido de la tienda de souvenirs, aparte de dos periódicos de opinión política adversa, un obsequio para mí. Me ha encantado su detalle. He abierto el lazo y el precioso papel de regalo, un collar a juego con una pulsera de plata de primera ley muy bonitos. Yo no me quiero morir aún, los echaría a todos tanto de menos. De momento, me conformo con ver a Daniel Simith en sueños, tras la toma de mi tranquilizante y el sedante...

Me emerjo lentamente en un profundo sueño, lo veo todo cada vez más negro. Esta vez, veo en mis fantasías nocturnas a la Srta. Jeny, mi profesora. Era muy dura, pero me dio excelentes consejos de vida y los principios básicos para ser simplemente persona. Me ayudó a que mi alma pudiese volar libre, siempre libre.

"Mi hermana Marie estaba enferma y se había acostado. Mi padre la había escusado ante nuestra maestra. La Srta. Jeny y yo nos sentamos en el porche. Frente a frente, me miró con su típica mirada penetrante. Clavada su retina en mi pensamiento, como intentándolo adivinar, me dijo:

-  "Alicia, como su hermana se encuentra hoy algo indispuesta, abra usted su libreta y apúnteme todo lo que desea conseguir en esta vida. No tema, puede usted soñar lo alto que desee..."

Abrí en una hoja con la cuadrícula sin escribir y empecé apuntar:

-  "Estudiar una carrera; casarme y formar una familia; llevar las cuentas de mi casa; vivir en una casa como mi mansión..."  -  ya está Srta. Jeny, aquí lo tiene  -  dije a mi profesora.

-  Correcto, Srta. Domon  -  apuntilló mi maestra tras leerlo  -  pero son sólo cosas materiales, Alicia. Debe de anotar también, ser muy feliz, ser respetada y amada. Por último, poder volar como un espíritu libre, quiero decir, tener su libertad.

-  Está bien, Srta. Jeny  -  la contesté yo.

-  Hágame caso, Alicia  -  continuó la Srta. Jeny muy cariñosamente  -  si consigue usted tomar sus propias decisiones habrá encontrado la plenitud en esta vida. Marque usted la diferencia con el resto de mujeres de esta tardía sociedad".

(Continuará...)


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