viernes, 3 de octubre de 2014

CONTINUACIÓN

Van pasando los días junto a mi hija muy rápidamente. Ya lleva ocho meses y medio de gestación. Quedan tan sólo dos semanas para que salga de cuentas. En breve, veré la carita de mi nieto. Mi marido Alfred está también muy ilusionado.

Se acerca la hora... Estamos ya en el paritorio, ha venido el marido de mi hija, André. Está dentro cogiéndole la mano a Marisa. El parto se está alargando un poco, pero se oye, finalmente, en la lejanía, el llanto más dulce y lleno de vida y felicidad.

- ¡Guaaaa, guaaaa, guaaaa!  -  se oyen gemidos de un recién nacido.

-  ¡Ha sido niño!  -  se oyó gritar a la comadrona.

-  ¿De quién es la criaturita?  -  preguntó a lo lejos otro ginecólogo.

-  De la mujer de la veinte -  contestó a voz viva la ayudante -  la de Marisa Tomson.

Han llevado a mi pequeño recién nieto a la incubadora mientras se quedan atender a mi hija pequeña. A los pocos minutos, sale de la habitación mi cuñado André y abraza emotivamente a mi gran amor Alfred.

- Todo ha salido bien - dijo entre lágrimas -  tiene los ojos azul cielo, como mi madre.

Hoy es un día muy feliz, lleno de luminosidad y de armonía. Me viene a la mente, como es habitual a lo largo de mi vida, la última frase de mi querido e inolvidable Daniel Simith, mi primer amor:

"- Serás feliz, no te preocupes, mi vida. Cuidaré de ti desde el cielo y me ocuparé de que no te falte nunca el cariño y el amor que te mereces, cual bella persona eres, el corazón más hermoso que jamás he conocido".

(Continuará...)


No hay comentarios:

Publicar un comentario