martes, 27 de mayo de 2014

CONTINUACIÓN

Hemos llegado al parking del circo. Estamos dando vueltas buscando unas plazas para poder aparcar. Está todo completo. Invocamos a todos los ángeles para que queden libres tres huecos para nuestros vehículos. Si no, nos tenemos que marchar y sería una desilusión para los más pequeños.

Después de dar giros durante casi veinte minutos, el milagro está apunto de ocurrir. Ahí está una multitud de niños de Jardín de Infancia agarrados todos de una cuerda. Los extremos los portan dos maestras. Un chico muy alto, se encuentra al lado de ellos. Ha empezado a contar los sombreritos de paja que les habían regalado en el número anterior.

- Uno, dos, tres, cuatro -  contaba el joven muy preocupado y terminó la serie de criaturitas-  doce, trece... falta uno.

- A ver, niños - preguntó una de las señoritas muy cariñosa - ¿a quién echáis de menos?

Nuestros tres automóviles están parados en medio de la carretera del aparcamiento. Una caravana de coches nos siguen detrás nuestro en fila india. Han empezado todos a tocar el claxon. El sonido de los pitos es ensordecedor. Envuelve el ambiente y convierte el lugar en un sitio enervante.

- ¿Qué pasa que no avanzáis? -  preguntó uno de los conductores sacando su ruda cabeza por la ventanilla.

- ¿Qué que pasa? -  respondió muy enojado mi hijo, Alfred Segundo - ¿No ve usted que hay una fila de niños parados en la mitad del camino?

- ¿Y qué ocurre que no se suben en sus coches? -  insistió el caballero agitando violentamente su mano izquierda -  va a empezar el espectáculo.

-  Que se ha perdido un niño -  contestó mi hija Marisa -  tranquilícese por favor.

De repente, aparece en escena un payaso con una gran peluca naranja sobre su cabeza andando con una niña con falda.

- ¡¡¡¡Ahhhhhhh!!! - gritaron todos los niños pequeños soltándose de la cuerda.

Han ido todos corriendo para abrazar al circense mientras exclaman:

-  Don Panfluto, holaaaa -  todos al unísono -  un, dos, tres, abre tus ojos, atrévete y tú te vas a divertir. ¡Ahhhhhh!

Las profesoras se apresuran muy asustadas al encuentro de todos ellos mientras gritan fuertemente:

- ¡Niños! ¡Niños! ¡Los coches! ¡Volved aquí inmediatamente!

Las pequeñas criaturas han hecho caso a sus superiores. Todos y la pequeña extraviada se han metido en cuatro coches. Ahí están los tres espacios de estacionamiento necesarios para nuestros vehículos. El cuarto, es para nuestro conductor enfadado que no ha dejado de insistir en tocar el claxon, mientras vivimos esta divertida anécdota. Ha estado llena de humor, alegría y luminosidad.

Nos hemos apeado y nos dirigimos todos a la gran carpa instalada. El show va a comenzar...

El espectáculo de mi vida, sin duda, continúa en marcha. Muchos cambios de personajes y de apuntador. Muchos paisajes para la función de mi vida. Principal personaje y protagonista: yo. Con mucho miedo de tener que cerrar el telón. Yo ya me hago mayor y muy anciana.

"-  Tienes toda la vida por delante y un mundo lleno de luz y de alegrías te espera ahí fuera."

Solía decir mi padre a menudo. También lo echo mucho de menos. Esa figura paterna y tan protectora. Mi querido papá.

(continuará...)

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