jueves, 20 de marzo de 2014

CONTINUACIÓN

Mi nieta Andrea me ha llamado a mi móvil desde su cuarto y hemos hablado para probar su nuevo dispositivo. André y ella se van esta misma tarde a Francia. Ha preparado ya Andreita su maleta rosa. En ella ha guardado su teléfono móvil nuevo y el lazo del paquete del regalo. Hemos bajado todos a la cocina para desayunar.

Mi marido Alfred nos ha traído unos riquísimos donouts de la pastelería. Tenemos tan solo treinta minutos para tomarlo. Acto seguido, tenemos que montar en los dos coches e ir hacia el aeropuerto. El vuelo sale a las 4:25 de la tarde, pero debemos estar ahí desde las doce de la mañana para facturar el equipaje.

Todos mis nietos se quedan con la mujer de mi hijo Daniel y con la de Alfred Segundo. Ya se han despedido de mi nieta. Ayer se preparó una maravillosa fiesta. Han desayunado ya y están viendo una película de dibujos animados por la televisión en el pequeño salón.

Ya en el aeropuerto, Marisa ha comprado un gran oso de peluche para Andreita. Para André, le ha comprado un libro de suspense de un conocido escritor. Es la versión en francés. Es difícil encontrar aquí novelas escritas en otros idiomas, pero como estamos en la puerta de embarque de vuelos para Francia, ha sido fácil adquirirlo.

Estamos todos sentados en las sillas esperando la salida del avión. Falta una hora. André ha sacado los billetes y su pasaporte para tenerlos a mano. Mi hijo mayor, Alfred, y el mediano, Daniel, sacan un pequeño paquete y se lo dan a André. Está perfectamente envuelto. Se lo entregan. Lo abre cuidadosamente y es algo así como un tablet, según me ha dicho mi hija cuando le he preguntado qué era. Me ha explicado que es una mini computadora con más capacidad que un teléfono.

Después, Marisa ha dado sus presentes, a mi nieta Andreita le ha gustado mucho. Ha esbozado una ligera sonrisa, la primera que se le pinta en la cara en todo el día y ha dado muchos besos a su mamá.

Llegó la hora de subirse al aeroplano. Nos despedimos todos con sendos abrazos. A mi nieta, nos la comemos todos a besos y la llenamos de caricias. Mi marido, ha dado a mi yerno dinero para mi querida nieta. André ha dado un fuerte abrazo a su suegro. Quedan pocos minutos... Marisa y su marido se funden en un tierno beso en la boca que dura bastante tiempo. Eso me recuerda a los apasionantes besos que me daba con Daniel Simith, mi gran primer amor, en las praderas de la casa de la Srta. Dexton...

"Como todos los domingos después de misa, mi hermana Marie y yo, nos dirigíamos con nuestra coartada, la Srta. Dexton, a su casa. Una vez ahí, en sus jardines, me estaba esperando Daniel Simith. Me había traído una rosa roja. Fui corriendo hacía sus brazos y nos dimos un cariñoso beso de tornillo en la boca..."

Nunca he vuelto a sentir en los poros de mi piel y en la comisura de mis labios nada igual. Mi marido Alfred, es el suplente ideal y me ha hecho muy feliz. Me ha regalado la virtud de ser querida y de poder amar. Me ha dado toda una vida plena de luminosidad y alegría. Todo amor y cariño.

Lentamente, André y mi nieta Andreita se alejan, andando muy lentamente por el carril de embarque. Se dan la vuelta en la entrada y se despiden ambos, calurosamente, haciendo gestos con la mano. Entran y poco a poco, desaparecen por el horizonte.

(Continuará...)

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