domingo, 9 de marzo de 2014

CONTINUACIÓN

Regresamos todos a dentro de la casa después de plantar el árbol. En el hospital le han dicho a Marisa, que no puede coger el avión hasta que no dé a luz. Me apeno mucho por André. Mi hija ha solicitado a través de un correo electrónico la excelencia en la universidad de Derecho. Por motivos de salud conceden a cada maestro un año de baja.

Marisa y su marido tienen una niña. Es hija única y la llegada de un hermanito le ha dado mucha alegría. Van a tener la parejita. Mi nieta se llama Andrea. Ese nombre también es para chico, pero como la madre de André se llamaba así, se lo pusieron porque falleció unos meses antes de dar mi hija a luz.

Andrea se lo está pasando muy bien, pero dentro de una semana tendrá que regresar a su colegio en Francia. El curso está ya muy avanzado y no la podemos cambiar a un colegio aquí. Marisa ya la ha contado que mamá se va a tener que quedar con sus abuelitos durante ocho largos meses, sobre todo para Andreita. Ella quiere mucho a su madre. Está llorando amargamente en la habitación. André y Alfred segundo la están consolando.

Mi hijo Daniel y su mujer han ido a comprarle un regalo. Andrea tiene nueve años. Le han comprado un móvil para que pueda hablar con sus amigos. La dependienta se lo ha envuelto en una preciosa caja rosa con un gran lazo.

Los ojos de ilusión de mi nieta al sacar su obsequio me recuerda un día de mi cumpleaños en el pasado. El primero desde que conocí al gran amor de mi vida, Daniel Simith:

"Preparamos una gran fiesta. Mi padre había mejorado bastante, pero continuaba ingresado y en un leve coma. Nuestra niñera Linda había invitado a medio pueblo y también a la profesora, la Srta. Jeny. Ésta me regaló una libreta de piel y una preciosa estilográfica con dos botecitos de tinta. Mi hermana Marie invitó a la Srta. Dexton.

Entre el chófer y las tres doncellas, me regalaron una preciosa lámpara para la mesilla de color rosa. Fue una entrañable tarde, pero él estaba ausente. No había podido invitar a mi gran amor, Daniel Simith. Lo tenía en mi corazón, mi mente y mi alma durante toda la celebración".

Por desgracia, Daniel ha estado ausente en mí durante toda mi vida, aunque mi marido Alfred Tomson, mi segundo gran amor, lo ha suplantado perfectamente en cariño y en querer. Me he sentido feliz  y arropada. Echo de menos, también, a mi hermana Marie. Mi gran amiga y aliada...

(Continuará...)

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