lunes, 16 de diciembre de 2013

CONTINUACIÓN

En seguida, bajamos mi hermana Marie y yo a la planta baja con los libros, las libretas y las plumas estilográficas con un bote de tinta. La Srta. Jeny nos esperaba ya en el porche, salimos y nos sentamos en la mesa. Empezamos con álgebra y nos explicó cálculo matemático. Yo, no estaba donde tenía que estar y no prestaba la mínima atención. Mi mente estaba en el recuerdo de Daniel Simith. La profesora me preguntó algo, pero no me enteré. Mi hermana me dio un sutil golpe en el brazo para salir del limbo de mi pensamiento.
-Srta. Doman - dijo la Srta. Jeny - comprendo su difícil situación y entiendo que esté usted preocupada por el estado de salud de su padre, pero estamos aquí dando clases y debe de estar atenta.
-¡Qué sabrás tú lo que estoy pensando! - dije para mí misma.
- Abra usted el libro de álgebra por la página veintitrés y haga los ejercicios - insistió la profesora - supongo que se habrá enterado usted de mis clases de hoy, sino, que se lo enseñe su hermana.

Abrí por donde me había indicado e hice los deberes con la ayuda de Marie. Todos estaban bien. Habíamos terminado por hoy. Nos despedimos y nos sentamos en el salón a esperar a Linda. Yo, continuaba pensando en Daniel, contaba los segundos que quedaban para el domingo y estaba deseando que llegase para volver a verlo y pasear por las praderas cogidos de la mano.

-  Hora de apagar la luz - me dijo mi marido Alfred Tomson - ya son casi las doce, mañana continuarás leyendo tu diario. Buenas noches, mi niña.
-  Buenas noches, cielo -  lo contesté cerrando el diario y apagando la lamparita de la mesilla.

Nos dimos un beso y nos fuimos a dormir hasta el día siguiente.

(Continuará...)

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