domingo, 24 de noviembre de 2013

CONTINUACIÓN

Mi hijo se llama Alfred, como su padre. El es economista, le gusta mucho los números, todo lo contrario que a mi marido, que le entusiasma las letras. Estudió la carrera de Empresariales y Económicas, a pesar de la existencia de mi amado esposo para que estudiase derecho y se dedicase a la abogacía y continuar con el bufete de abogados.

Alfred (segundo) tiene una empresa de exportación. Trabaja con productos de muchas marcas y hace la proyección de imagen en los países extranjeros para que los comercialicen. Es una de las mejores y yo me siento muy orgullosa de mi hijo, además, es un formidable y adorable padre de familia.

Mi segundo hijo varón, se llama Daniel, él es escritor. Le encanta el mundo de la literatura y también escribe bellos poemas. Ha publicado varios Best-Sellers, tiene numerosos premios literarios y ha escrito varios poemarios. Todas las mañanas, leo sus libros de poesías, llegan al alma y me hacen volar con mi corazón hacia los sentimientos de sus versos.

Mi hija, se llama Marisa y ella es abogada como su padre. Tenía un despacho propio y era socia del bufete de mi marido, pero se fue a Francia por amor. Conoció al que es ahora su esposo, André, en unas vacaciones en la capital del país de los románticos, París. Ahora, ella da clases en la universidad de derecho, es una excelente maestra y una gran madre.

Soy muy feliz con mis tres maravillosos hijos. La velada con mis nietos llegó a su fin, me han llenado de vida. Cuando se marchan, regresa otra vez la melancolía y la soledad. La tristeza del recuerdo, ya perdido, de cuando vivíamos todos juntos y todo era sonoridad y alegría.

Me despido de Alfred padre con un cariñoso beso y ya en mi alcoba, empiezo a leer mi diario y a re vivir mis recuerdos y vivencias de mi juventud. ¡Ay!, ¡preciada juventud! ¡Cuánto te he echado de menos! Abro en la página marcada y leo preparando mi mente para volver a ver a mis seres queridos y sentir, otra vez más, su querer:

"A la salida de la iglesia, Linda nos acompañó a mi hermana y a mí, a la casa de la Srta. Dexton, mi coartada... Ahí me esperaba Daniel Simith,... nos agarramos de la mano y dimos un inolvidable paseo por los jardines de la pradera..."

(Continuará...)




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