domingo, 17 de noviembre de 2013

CONTINUACIÓN

Hoy han venido a visitarme mis dos hijos varones con mis nietos. Siento que he sido muy feliz. Mi marido siempre me ha querido y respetado, me ha brindado y otorgado todo lo que una mujer pueda desear y soñar. Mi marido se llama Alfred Tomson. Lo conocí en la universidad cuando estudiaba enfermería. Él es abogado, como lo era mi padre. Se ha hecho así mismo, primero con un pequeño despacho y después con un gran bufete del que consiguió ser el socio mayoritario.

Todos los días, Alfred llega a casa con una gran carpeta llena de documentos. Desde muy joven, ha echado muchas horas, convirtiéndose en el profesional más famoso de la comarca y también ha sido fiscal del Estado. Ahora, supervisa el trabajo de los jóvenes estudiantes que empiezan a dar sus primeros pasos en la abogacía.

Esta tarde, ha hecho una excepción y ha estado con todos nosotros compartiendo una gran velada. Falta mi hija, vive en otro país, en Francia. Viene, a pesar de la gran distancia, a visitarnos con su marido y su único hijo, bastante a menudo.

Se aproxima la noche y no veo los minutos que faltan para ir a mi alcoba a leer mi diario, en el último recuerdo que me quedé la noche anterior. Había quedado con Daniel Smith a la salida de la iglesia.

(continuará...)


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