Los demonios y sus unicornios halados, habían llegado también y se intentaban colar en la senda de los espíritus difuntos, que aguardaban ahí durante décadas para subir donde vivía el bien o descender a los infiernos.
Dos de los demonios volvieron a despertar a Tastero y lo mandaron de vuelta a los campos malignos mientras que Trausito, Artodour y Podour repitieron el conjuro que citaba así:
- "Campodous, Campodous, te invocamos Gran Dios celestial
contra todo poder del mal, incluido hechizos del más allá
para detener la fuerza de los demonios con la Ninfa del manantial
que sus cánticos lleguen a neutralizar el mal y lo devuelvan para allá
y que el espíritu de Tastero lo absorba la Ninfa con su prosa bestial".
Repitieron muchas veces el conjuro y numerosas ninfas, con el gran poder de Campodous, subieron a la primera línea y lucharon contra los demonios. Tenían que matar a cada unicornio para que los mismos perdieran toda su fuerza. Tastero ya no podía ser absorbido por ellas, lo habían enviado a la casa de los malos espíritus y estaba ahí bien protegido para ser usado después por el gran mal.
Las ninfas cantaban todas unidas, ya que usaban sus cantos como hechizos hipnotizadores y, poco a poco, fueron pereciendo los unicornios, pero Perterece fue herido y cayó en picado a la tierra. El universo tornó gris hasta convertirse en un negro profundo, cayó una noche intensa y poco a poco se fue apagando la luz de los cielos.
(Continuará...)
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