Uno de los trabajadores del rancho de Diego Formant, dueño de la petrolera, era un indio de otra tribu. También era vidente y chamán desde nacimiento. Se llamaba Podour. Presintió que algo estaba pasando en los aposentos de su amo.
Raudo y veloz, se dirigió hacia dentro de la habitación y encontró a la tía del Sr. Formant, completamente embrujada y le dijo gritando:
- ¡María!... ¡María! - que así se llamaba - ¡baje usted inmediatamente el cuchillo!, ¡María!
Como no reaccionaba, el sirviente cogió un madero de la chimenea prendido de fuego y le dio en la cara, despertando María completamente del poder del hechizo del indio Trausito, Chamán de los Joux.
- ¿Qué... qué ha pasado? - preguntó la tía muy aturdida.
- Es Trausito, el brujo y hechicero de los Joux - contestó Podour.
De improviso, un espíritu de los antepasados de Trausito, empezó a volar por los aposentos y cantando un extraño rezo, creó un gran aire, que despertó al dueño de la petrolera.
Podour, empezó hacer su magia blanca y buena invocando el alma de su tatarabuelo, el gran brujo de las laderas, y desencadenó una gran tormenta, la cual, echó el alma invasora fuera de la comarca.
Rayos y centellas caían y se oían tambores en la lejanía. Era el anterior ejercito de guerreros indios de la tribu de los Routs, de donde procedía Podour.
(Continuará...)