Cesó la lluvia y los indios que llevaban maniatados a Tito Robbins, a su mujer y al Sr. Smith, fueron con sus puras sangres al banco. De improviso, un humo se divisó en el cielo ascendentemente, procedente de Cotand Land. Les indicaba que los mafiosos estaban en las dependencias del banco y que sus paisanos habían traído a Jim.
Raudos y veloces, cambiaron la dirección con las riendas de sus caballos y se dirigieron hacia el territorio donde estaban sus amigos, Tom, John y el resto.
Los mafiosos recibieron órdenes de que estuviesen tranquilos y sin acometer ninguna locura hasta que no intercambiasen a sus jefes y el indio Jim firmara la venta de sus tierras. Cabizbajos, se sentaron en varias sillas de mimbre a la espera de buenas nuevas.
(Continuará....)
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