lunes, 8 de octubre de 2012

CONTINUACIÓN

John y Tom trazaron otro plan. Dijeron a los indios Joux que se desplazaran a su poblado indio en la comarca de Tamp Land. Estaba escondido entre las praderas y laderas y para acceder al poblado había que escalar a caballo la montaña. Sólo los indios podían acceder a él. Muchos vaqueros lo habían intentado a lomos de sus caballos de pura sangre y habían fallecido despeñándose por la peligrosa montaña.

Cuando los indios llegasen, debían de hacer a John unas señales de humo. El indio Jim le había enseñado a leerlas. Con estas señales les avisarían a él y a su amigo Tom de cualquier peligro divisado por los Joux desde la cima de la montaña. Desde ahí se veía las cinco comarcas con todos los caminos y laderas.

Dos indios Joux habían traído de su poblado diez caballos. Solían montar sin silla, sólo con las riendas. Montaron a Titio Robbins y a su mujer maniatados y con mordazas para que no pudieran gritar en uno de los caballos y el resto de indios se subieron a los otros caballos.

- Ir despacio - sugirió John - El banquero va siempre en diligencia con su mujer. No saben montar a caballo y no se mantendrá a lomos sin silla si vais a galope.
- Iremos sigilosamente y muy despacio, pero entonces, tardaremos mucho más. Llegaremos al poblado al anochecer y no se podrán hacer las señales de humo bajo la luz de la Luna - explicó el jefe indio de la tribu - las señales se tendrán que hacer con la luz del alba, si no, no se verán.
- Tendremos que esperar para atacar el banco hasta mañana. A estas horas, ya se habrán dado cuenta que Tito Robbins ha sido secuestrado - dijo preocupado Tom - la vida de Jim está en peligro.
- No les des ni comida ni agua en todo el camino - ordenó John - Iros por el camino rocoso. Es donde más da el sol. Quítales el sombrero para que se sofoquen más. Si no dicen donde está Jim, morirán de una insolación.

(Continuará...)

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