EL ASESINATO EN EL PUEBLO MALDITO
Capítulo 1
Nunca me podré olvidar de aquel pueblo. Era bastante grande para lo apartado que estaba de la ciudad. Sus calles eran anchas y bastante largas. Las aceras, sin embargo, eran estrechas. Se asemejaba a una ciudad del oeste americano.
Las casas eran bajas, de dos pisos con ventanas de doble puerta de madera.
Era un lugar muy bonito pero había algo sospechoso en él. Se respiraba algo extraño en el aire, tanto que todavía siento la presencia de ese sitio.
Era el 30 de marzo de 1956 y me encaminé a investigar los alrededores del pueblo y en la entrada de la calle Mayor empezó a diluviar. Proseguí mi camino pero pelotas de granizo cayeron sobre mi cabeza.
Me acordé que a pocos pasos de allí había una taberna, así que llegué a ésta como pude y me metí en ella. Me senté en una mesa que estaba vacía en el fondo.
El camarero vino corriendo hacia mí. No había mucha gente y había servido ya a todo el mundo. Me dio la carta y empecé a ojearla de arriba abajo. Realmente no quería nada. Me había metido únicamente para resguardarme del granizo y todo era excesivamente caro. Por fin llegué a las bebidas... Coca- cola 175 francos; ... café irlandés 40 francos; ... café 25 francos.
Me dispuse a tomar un café y un croissant que había visto en la página anterior en mi “ pesada “ evaluación y el camarero tomó nota. Era un camarero excesivamente elegante para una taberna y, esencialmente, para esa.
Los asientos eran unas simples sillas de mimbre y las mesas de un extraño material que imitaba perfectamente a la madera y no eran de buena calidad.
Estaba aburrido y cogí el posavasos que había en la mesa... Estaba allí... Grande, del tamaño de una bola de billar. Era un agujero de bala del calibre 35 y aparecía escrito alrededor una dirección y una hora... - Dount Street 12:30 AM - Disimuladamente lo tapé moviendo el posavasos con el dedo. El camarero mirándome hizo una mueca con la boca. Puso en una bandeja un plato con una taza de café, vertió en ella café y posteriormente un chorro de leche. Luego puso un croissant en otro plato y sacó del cajón un cuchillo, un tenedor y una cuchara y lo colocó todo en la bandeja. Me preguntó si quería azúcar cuando me lo llevó a la mesa.
Era sin duda lo que yo había pedido. Había tardado un poco más de lo normal pero no me había percatado porqué.
Empecé a tomar mi café y fue cuando iba a tomar el croissant cuando me di cuenta de que alguien se había sentado a mi lado. Levanté la cabeza del plato lentamente mientras miraba aquel individuo
- ¿Qué desea? - pregunté.
- Advertirle y contarle una leyenda
- ¿Ad... advertirme? .¿De qué?. Y... ¿de qué leyenda me está usted hablando?
- Escuche, escuche con atención... En este extraño pueblo cuando los pájaros duermen y el castaño se vuelve completamente oscuro unas cadenas oxidadas empiezan a sonar...
- ¡Sí hombre!. ¿Y a qué hora si puede saberse? - le pregunté mientras terminaba mi croissant.
- Calle, calle... no me interrumpa.
Un extraño silencio se hizo dueño del momento y un escalofrío subió por mis piernas.
- Cuando los pájaros duermen, el castaño se vuelve completamente oscuro - repitió - y el reloj del campanario da las doce campanadas el chirriar de unas cadenas de...
El camarero vino apresuradamente hacía nosotros y echó aquel sujeto de la taberna.
Ya había parado de llover. Me acerqué a la barra y pagué mi consumición.
Al salir, me abroché la gabardina. Hacía mucho frío. Encalé el sombreo en mi cabeza y encendí un cigarrillo.
La calle Mayor era muy larga, con las aceras más anchas del pueblo. De ella partían casi todas las calles.
Empecé a pensar sobre la razón por la que había venido a este pueblo pero de improviso me vino a la memoria aquella calle apuntada alrededor del agujero de bala.
- Dount Street... ¿Dónde estará esa calle? - pensé -
Louter Street
...
Dounter Street
...
Great Avenue
...
La calle no estaba en esa dirección y me decidí meter por Great Avenue. No había nada que me interesase a primera vista en las otras calles. Eran demasiado pequeñas pero iba a investigarlas de todas formas posteriormente.
La calle estaba casi desértica. Todo el mundo estaba todavía resguardado pero, como había podido observar antes, no solía haber mucha gente. Casi nadie salía a pasear sobre todo los mayores. Eso era muy misterioso, extremadamente misterioso. ¿Tendría algo que ver aquella leyenda con todo eso? ... ¿y si aquel hombre me quería advertir realmente?.
Estaba tan abstraído en mis pensamientos que cuando me quise dar cuenta ya había llegado a la mitad de la calle, Así que tuve que retroceder.
Evalué la calle lenta y perezosamente pero no encontré nada de interés tan sólo el letrero luminoso de un viejo salón que funcionaba aún.
Regresé y me volví a meter por la calle Mayor. Era horrible. El frío era espantoso y el aire era cada vez más fuerte y me estaba ya empujando hacia delante. Proseguí mi camino haciendo verdaderos equilibrios para que no me cayera al suelo.
Miré cada calle que partía de ella por la otra dirección para ver si podía encontrar la de Dount Street pero no tuve suerte. No quedaban casi calles en el pueblo y debía de estar en algún sitio, en el más remoto rincón,... en el lugar más insólito,... ¿o quizás a las afueras?.
La investigación de la calle Mayor y la de la Great Avenue había sido la más pesada y aburrida de toda mi vida.
Lo tenía decidido: iba a dejar de ser detective privado. Había venido de vacaciones y no quería pasarme el resto de los días observando minuciosamente las piedras de ese maldito pueblecito.
Por desgracia, los días de descanso terminaron rápidamente. Un disparo ensordecedor y el seco golpe de un cuerpo sin vida al caer me despertaron bruscamente. Parecía provenir de la calle del hotel, justo debajo de mi ventana. Abrí apresuradamente las cortinas... Ahí estaba. Era un hombre de edad mediana tirado en la mitad de la calle alrededor de un charco de sangre. Parecía que ésta salía de la cabeza pero no podía verlo con claridad.
Se oyó el chirriar de unas ruedas al frenar y el fuerte golpe de la puerta de un coche al cerrar. Alguien había salido y empezó a entablar una conversación con otra persona pero no conseguí entender claramente lo que decían. El vehículo se marchó. Se empezaron a oír pasos.(continuará....)